Las instalaciones eléctricas de cualquier vivienda requieren como uno de sus elementos principales cables de buena calidad. Esto es así, ya que, si no se cuenta con cables de este tipo, se pone en riesgo el funcionamiento adecuado y la conservación de todas las instalaciones y de los equipos que dependen de estas, como también la seguridad y la vida de quienes allí habitan.
En general, un cable se compone de varios hilos conductores de cobre (que conducen la electricidad) y una cubierta aislante y protectora (que protege los hilos de los factores externos y brinda seguridad a los usuarios).

Si bien existen diferentes tipos de cables para diferentes usos, todos ellos deben estar normalizados para que su uso sea correcto y seguro. En este sentido, los fabricantes de cables marcan mediante letras, números y colores las características del cable, y estas marcas determinarán qué tipo de cable es. Si tomamos los colores como ejemplo, podemos distinguir si un cable es el neutro (azul-N), el de fase (marrón, negro o rojo-L), o el conductor de toma a tierra (verde y amarillo).
Por lo tanto, podemos decir que un cable normalizado es uno que está fabricado y testeado según normas establecidas, ya sean nacionales o internacionales. En Argentina, el organismo encargado de estudiar, desarrollar y establecer estas normas es IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), así que siempre que veamos su sello será una buena señal.
Además, otra forma de reconocer cables normalizados tiene que ver con los datos sobre el mismo. A la hora de comprar un buen cable, siempre podremos acceder a la información sobre su marca, fabricante, procedencia y características técnicas, entre otras.
Como hemos dicho, un cable que no está normalizado es un cable riesgoso
Por lo tanto, al comprar cables normalizados no solo estamos adquiriendo seguridad, sino también buena calidad. En este sentido, identificar un cable de mala calidad es esencial para obtener los mejores y más seguros resultados.
La calidad de un cable tiene que ver, obviamente, con la calidad de los elementos que lo componen. En los cables de mala calidad, suele utilizarse menos cobre en el interior, y una cubierta aislante mucho más débil, es por esto que comparar el peso de distintos rollos de cable podría darnos una pista acerca de sus características: cuanto más liviano, peor calidad. A diferencia de esto, un cable de buena calidad pesará más, ya que contará con más hilos de cobre en su interior y así conducirá mejor la electricidad.
Además, y en relación con lo anterior, pelar un cable puede ser una forma efectiva de verificar su calidad. Los hilos de cobre que constituyen el interior del cable de menor calidad tenderán a ser quebradizos, ya que poseen menos flexibilidad, así, cualquier doblez que se produzca en este cable, llevará a que el cobre se quiebre y deje de funcionar, o provoque algún accidente. De la misma forma, la cubierta aislante del cable debe tener una buena flexibilidad y soportar determinada fuerza sin resquebrarse.
En síntesis, la eficacia y la seguridad son las dos razones principales por las cuales debemos buscar cables que estén normalizados.
Es por esto que a la hora de comprar elementos eléctricos debemos siempre guiarnos por las certificaciones y la calidad, antes que por el precio, ya que no sólo está en juego el buen funcionamiento y conservación de todos los equipos eléctricos que tengamos en nuestras casas, sino también, y principalmente, nuestra seguridad y la seguridad de quienes nos rodean.
Prof. Manuela Goicochea
LUZIN SRL.